viernes, mayo 17, 2024
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“Ser veedor ciudadano, es una vocación”

Don Enrique Cohen Hernández, economista, contador público y miembro del movimiento cívico por la defensa de Riohacha, ha dedicado buena parte de sus 77 años de edad a vigilar el buen uso de los recursos públicos y su debida destinación.

“El gran celo que tengo por el tratamiento que le han dado a La Guajira, que ha sido muy azotada por la corrupción. Todos los recursos que invierte el Estado, nunca ha sido palpable. La veeduría ha tratado, de ser posible, que haya alguna buena destinación y utilización de los recursos”, comenta este hombre, nacido en la Alta Guajira.

Es consciente del papel que juega en calidad de veedor ciudadano, “para que los funcionarios públicos traten de cristalizar los presupuestos nacionales. Que se vean las obras. Darle como una especie de vigilancia para no permitir que la corrupción siga campante”.

Don Enrique sabe que por su labor no va a recibir una retribución económica. No obstante, sigue adelante pues para él “ser veedor es una vocación. No todos trabajan por el oro, también hay gente que le interesa la suerte del territorio. La Guajira ha sido de los territorios, peor tratado, en el sentido de destinación de recursos, porque no hay una destinación acorde con los demás departamentos, siempre nos tratan como la que está allá, en el tras patio. Entonces, lo poco que viene, tratar de que se invierta bien”.

Lamenta, eso sí, que en estos procesos de veeduría no cuenten con el debido apoyo de entidades, como los organismos de control, pues para él “las entidades de control muy poco han hecho por la gestión que constitucionalmente les corresponde. Siempre se han portado como los de la vista gorda. No quieren ver donde deberían ver. Ahí falta algo de la gobernanza, porque de todas formas estamos desarmados”.

Espera que esto cambie y que definitivamente a los veedores ciudadanos “pulirnos a nosotros en darnos unas orientaciones, darnos unas capacitaciones y que uno pueda detectar cuáles son las fallas y cómo debe ser el acompañamiento que uno deba hacer, junto con las entidades de control”.

Para don Enrique, un veedor debe ver que las inversiones del Estado si se estén cumpliendo y que sean las apropiadas. Que no se invierta por invertir y que corresponda a las necesidades de la comunidad.

“Nos hemos venido desanimando porque no hemos visto que nos motiven. No me gusta que se juegue con la plata del Estado, que es para la comunidad. Yo soy de la Alta Guajira y allá estamos como si estuviéramos antes de la Conquista. No nos han dado las herramientas, los dientes para hacer los acompañamientos necesarios”, indica.

Y Agrega que “siento que nuestra labor ha sido infructuosa, porque hemos denunciado y hemos hecho cosas y no se han visto los resultados. Es decir, que los organismos de control a todos los niveles, se pronuncien sobre lo que hemos investigado, que no guarden silencio, porque hasta ahora, se han callado y no han dicho nada. Hemos denunciado varias cosas y no hemos tenido respuesta, como para sentir que haya valido la pena”.

Don Enrique seguirá en su labor de veedor ciudadano, no baja los brazos en su empeño, aunque a veces siente que “nos hemos puesto de carne de cañón para los corruptos, que nos tratan muy mal y hasta nos amenazan, por el trabajo que cumplimos. Los que han incumplido con el Estado ya nos miran como “sapos” porque no hemos permitido picardías. No están interesados en que el veedor meta las narices allá, porque tanto los contratistas como los contratantes, tienen intereses en los contratos. Esa es la verdad”.

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