Sergio Prada Marín
Odontólogo – Gerente de la Clínica Materno Infantil San Luis de Bucaramanga – Magistrado del Tribunal de Ética Odontológica
Porque no es lo mismo ‘vivir bien’ que ‘buen vivir’.
La ética tradicional y los modelos de desarrollo que han orientado gran parte de las acciones de gobierno en nuestro país, y en el mundo, han instaurado un modelo de desarrollo basado en el crecimiento, la acumulación y sobre todo la necesidad de pasar por encima del otro, en búsqueda de un estilo de vida que permita vivir bien al individuo y los suyos.
Sin embargo, estos elementos – nos enseña Adela Cortina – nos plantean una visión de desarrollo que tradicionalmente nos orientó hacia la búsqueda de la felicidad, del respeto a las virtudes y de la búsqueda del actuar como ejemplo para todos.
Estos elementos han causado un desinterés, falta de compromiso por lo público y una lógica de – sálvese quien pueda- de la cual hoy somos parte. No se puede culpar al individuo del común por no aspirar a un modelo de ciudad que respete absolutamente las normas, que aporte constructivamente a su entorno si no hay un beneficio para él, si no se siente representado como parte activa del entorno sino simplemente como subsidiarlo, beneficiario o dependiente del Estado.
Las visiones asistencialistas y tradicionales de desarrollo, han generado una pérdida de identidad, de participación, interés y aportes constructivos a lo público que, en parte, ocurren por un desconocimiento de las rutas que van marcándose en los proyectos de ciudadanía. De ahí los altos índices de abstinencia en la participación política, tanto en iniciativas de elección popular como de control político.
Siguiendo a Cortina, A. (2000) se dice que “a la felicidad todos los hombres aspiran, pero no la entienden de igual modo ni el vulgo ni los sabios, ni los jóvenes ni los adultos, ni las distintas sociedades entre sí”. Esta frase categórica nos permite comprender que, al bienestar, la felicidad y la realización, todos los Bumangueses caminamos, pero que no aspiramos a lo mismo, no participamos de la misma manera y tampoco nos encontramos con los mismos intereses. Somos una red, de individuos con una serie de interconexiones que participamos de forma diversa en escenarios públicos, privados, escolares, empresariales, entre otros tantos y que es ahí en donde se va tejiendo la ciudadanía.
‘Vivir bien’ requiere solamente la visión de un individuo que es animado por los valores ideales de su felicidad personal y egoísta, pero ‘buen vivir’ implica una serie de compromisos de igualdad, solidaridad y elementos de exigencia para generar condiciones de seguridad y de formación en cultura ciudadana. Solo teniendo como objetivo común el ‘buen vivir’ lograremos construir una verdadera ciudadanía que asuma defienda y cuide lo público como suyo.