Luego de tres días de teoría, instrucciones, práctica e inmersiones, diez miembros de la Fuerza Pública con discapacidad, de diferentes regiones del país, se concentraron en las Islas del Rosario para, además de aprender a bucear, generar conciencia frente a uno de los ecosistemas más vulnerables.
Gracias a la Fundación Invictus Games , hombres del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional, exploraron el mundo marino desde la profundidad. “Nuestra misión es demostrar a las personas convencionales que los límites no existen, todo se puede”, sostuvo el cabo segundo de Infantería de Marina, Edwin Álvarez, quien, con amputación en su brazo izquierdo, realizó inmersiones en aguas abiertas con uno de los centros de buceo más grandes de Colombia.
El embajador más admirado por los instructores fue Alexander López, agente de la Policía Nacional, ya que, pese a su discapacidad visual, vivió la experiencia intensamente a través de su guía, que le indicaba los comandos para subir, bajar y explorar mediante medio señales en la mano y contacto físico.
Hoy estos embajadores tienen una misión. Han demostrado que ellos sí pueden, pero los arrecifes de coral, no. Estos animales marinos no pueden escapar de las amenazas ambientales provenientes directa o indirectamente del hombre.
Aunque coinciden en tener movilidad reducida, el poder y las ganas de explorar el mundo los hace unos verdaderos triunfadores de la vida.
“He tenido grupos de personas con discapacidad. De veinte ninguno se queda en tierra, contrario a lo que sucede con grupos de personas convencionales, pues a dos o tres de sus miembros, les gana el miedo. Definitivamente estos hombres tienen otra mentalidad”, admira Junior Ramirez, el instructor de buceo.
Algunos de ellos no conocían el mar, como en el caso de Obed Rojas Muñoz, soldado pensionado del Ejército Nacional, quien dijo que haberlo conocido a profundidad, fue algo “inexplicable”.