El desplome del Puente Chirajara, en enero de 2018, significó para el Ingeniero Civil, Mario Lara, un nuevo reto profesional. La Sociedad de Ingenieros de Colombia lo postuló como Veedor Ciudadano, gracias a la experiencia que le han dejado 30 años dedicados a la construcción de diferentes tipos de puentes y a las consultorías que presta, además, en temas estructurales.
“La visión que debe tener uno como veedor, es de analizar la situación real en cada caso. Si la cuestión no se ve bien, pues hay que reiniciar, como fue el caso del Puente Chirajara. No es que se tome una actitud negativa, sino que se cree y se aporta a unas ideas, para que en el nuevo puente se tomen decisiones, de una forma que dé más tranquilidad a todas las partes”, explica este hombre, casado, con dos hijos y dos nietos, quien dedicó un poco más de tres años a este proyecto.
En este proceso, uno de los temas que le inquietó como veedor ciudadano, fue el relacionado con la interventoría o consultoría que, a su juicio, si hubiese sido de otro tipo, se habría evitado la tragedia, que le costó la vida a varios obreros y que dejó otros más lesionados.
“Una obra de esta magnitud debería tener una interventoría o una consultoría independiente, que revisara todo lo que se estaba haciendo. Evidentemente el puente colapso por un error de diseño y ese error se hubiera descubierto. Un consultor independiente que tuviera el mismo conocimiento o mayor conocimiento del diseñador original, para que hubiera revisado esos diseños a toda conciencia. Si eso se hubiera hecho, seguramente el puente no hubiera colapsado, porque se hubieran detectado los problemas”, señala este Ingeniero Civil.
Una apreciación con la que coincidieron los expertos internacionales, quienes llegaron al país para aportar sus conocimientos y determinar las causas del desplome y las opciones, de cara a un nuevo diseño. “Aquí se cometió un error de diseño y no hubo otros ojos, otros ingenieros de muy alto nivel que revisaran eso. Si hubieran revisado, seguramente hubieran hecho las observaciones del caso y el puente no habría colapsado”, reitera.
El Ingeniero Civil Mario Lara no recibió remuneración alguna por su trabajo como veedor ciudadano, un trabajo que realizó más por vacación. ”Es el trabajo no pago que me ha dado más satisfacciones. Es un poco devolverle al país, a la Ingeniería, lo mucho que nos ha dado. En un país como Colombia, donde uno pueda llevar una buena vida, sus hijos se puedan educar bien, es porque ha recibido mucho del país. De la Ingeniería, es también devolver un poquito de lo que uno ha recibido, es un trabajo no pago, pero muy satisfactorio, asegura con convicción.
Hoy, cuando ya se habla de un nuevo puente, de nuevos diseños, don Mario estima que adelantó un trabajo profesional, decente, realizado con el único objetivo de que el nuevo puente quedara bien construido, con una lección aprendida, no solo para él, sino para todos quienes intervinieron en el proyecto.
“En parte si hemos aprendido, no todo lo que deberíamos haber aprendido. He escuchado de muchos contratos, de muchas concesiones diferentes a esta, que han mandado a revisar los diseños, por miedo a que les pase lo mismo que paso con el Puente Chirajaar y han encontrado errores y los han subsanado, antes de que pasara a mayores. No hablo del colapso, porque el colapso es un caso extremo, pero sí digamos, que queden estructuras con problemas. Eso es parte del aprendizaje de lo que paso con el Puente Chirajara”, expresa Mario Lara, Veedor Ciudadano.
Al final del ejercicio, a él le queda la satisfacción del deber cumplido y la convicción de que “en el nuevo puente podemos pasar todos, absolutamente tranquilos. El nuevo puente va a quedar muy bien”.