
El Servicio Geológico Colombiano, SGC, hace presencia desde el 18 de julio en los municipios de Quetame y Guayabetal (Cundinamarca), específicamente en la quebrada Naranjal y el casco urbano de Quetame y Puente Quetame, luego que, hacia la medianoche del 17 de julio, ocurriera una avenida torrencial que hasta el momento ha dejado más de 20 personas fallecidas y 3 desaparecidas, e interrumpido el paso por la vía Bogotá – Villavicencio.
Según el SGC, con el fin de brindar información geocientífica para que las autoridades, los tomadores de decisiones, y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), entre otros, tengan herramientas para implementar las acciones de prevención y atención que se requieran, el equipo interdisciplinario del SGC que está en la zona ha podido:
- Delimitar las zonas que se deben desalojar en el área urbana del municipio de Quetame y en la vereda de Chipaque del municipio de Guayabetal. Esto debido a que, en caso de que las lluvias continúen, podrían ocurrir nuevos movimientos en masa.
- Adquirir datos geofísicos en el casco urbano de Quetame y la vereda Chipaque, que permitirán un mejor entendimiento de las condiciones del subsuelo.
- Generar imágenes aéreas y modelos digitales del terreno en las quebradas Naranjal y Marcelita, y el río Contador. Con base en estos insumos, se generarán modelaciones de eventuales avenidas torrenciales en estos cursos de agua, fundamentales a la hora de diseñar y construir cualquier tipo de infraestructura en la zona.
De acuerdo con los resultados obtenidos hasta el momento, el SGC recomienda:
- Instalar un Sistema de Alerta Temprana (SAT) para monitorear la quebradas Naranjal y el río Contador, que permita monitorear la evolución de estos cursos de agua y especialmente la posible generación de avenidas torrenciales que puedan afectar la infraestructura en la zona.
- Continuar monitoreando los procesos de movimientos en masa en el área urbana del municipio de Quetame, para evaluar su evolución y así definir zonas que deben de ser evacuadas.
- Que el área definida para la construcción de los reasentamientos cuente con estudios detallados de amenaza.
- Generar los actos administrativos necesarios para que, en el área de la tragedia, se modifique la reglamentación del uso de suelo y se evite el establecimiento de viviendas en zonas de amenaza alta por avenidas torrenciales.
En tal sentido, desde el SGC se reiteró que “de acuerdo con el análisis de nuestro equipo interdisciplinario en la zona, si las lluvias continúan, hay una alta probabilidad de que nuevos movimientos en masa ocurran, por lo que es necesario que se tomen medidas de prevención del riesgo para las comunidades”.
Igualmente, para mitigar riesgos y evitar nuevas tragedias, hizo un llamado a los gobiernos locales, autoridades y empresas para que se hagan los estudios previos requeridos en las obras de infraestructura.
“Hay zonas del país como la región Andina en donde confluyen una serie de factores que aumentan la probabilidad de ocurrencia de movimientos en masa y es fundamental que toda vía o puente que se construya tenga en cuenta esto”, advirtió Julio Fierro Morales, director general del SGC.
¿Qué son las avenidas torrenciales?
Según el SGC, en términos geológicos, lo que ocurrió en zona rural de Quetame es una avenida torrencial o flujo de detritos, un tipo de movimiento en masa detonado por un incremento en las lluvias en un corto periodo, el cual, en este caso conllevó al desbordamiento de la quebrada Naranjal y del río Contador.
Además, la zona donde se generó es proclive a este tipo de situaciones, pues tiene pendientes escarpadas y valles profundamente entallados que, sumados a las abundantes lluvias, generan caudales considerables.
Adicionalmente, allí las rocas están intensamente fracturadas por efectos de la tectónica activa (esta es una zona donde ocurren sismos de manera muy frecuente y con epicentros ubicados a menos de 20 km de distancia, como el de Quetame en mayo de 2008 y el de El Calvario en marzo de 1988).
Todas estas condiciones generan una alta producción de sedimentos, relacionados con movimientos en masa de gran tamaño, así como la concentración de caudales líquidos, ambos elementos fundamentales para la generación de avenidas torrenciales