Hace ocho años nació la Fundación Federico, con el objetivo de incentivar la investigación científica, motivar y crear conciencia sobre la defensa y preservación del ambiente y los recursos naturales y fomentar el deporte en niñas, niños y adolescentes. Una iniciativa de la firma santandereana Líneas Hospitalarias, recientemente calificada como una de las empresas más importantes de Colombia en este 2021.
“La fundó mi hermano Federico y mi papá Juan Diego, con el propósito de hacer algo diferente a la labor comercial que hacemos en la empresa, dejar como un legado o algo que le impactara a la sociedad y tuviera que ver con la empresa, que es la fabricación de elementos médicos. Creamos esta Fundación con el propósito de incentivar la investigación en el sector médico. Así arrancamos y empezamos con talleres, conferencias, pero muy enfocados en esa temática”, relata María Lucía Restrepo Carvajal, su directora.
Con apenas un año de creada, el infortunio le dio quizás el golpe más fuerte y doloroso de su historia. En un trágico accidente murió Federico Restrepo Carvajal, mentor y alma y nervio de la Fundación. Una gran pérdida para la familia y para la empresa.
“Fue como un paro en el camino, como un temblor, como que nos movió toda la vida. De hecho, como Fundación, pues realmente, no pensábamos en ese momento continuar como tal”, recuerda doña María Lucía.
La familia Restrepo Carvajal se sobrepuso, y en medio del dolor, decidió continuar con la Fundación, mantener vivo el legado de Federico, ya que “vimos que eso también sería una oportunidad maravillosa para que la huella que Federico había dejado en vida continuara. No sólo su huella, sino que ahora, le sumáramos toda la energía que como familia depositáramos en ella. Transformar todo el dolor y el duelo en vida, en proyectos que aportaran a los demás. Decidimos hacer eso en nombre de Federico, continuar estos proyectos sumándole otros que nosotros teníamos en mente”.
El primer paso que dieron fue cambiar el nombre de la Fundación. De llamarse Fundación Innovemos, pasó a ser Fundación Federico, como hoy se le conoce. Además, de inmediato le sumaron dos frentes adicionales al de la investigación científica, y que fueron la pasión de Federico.
“Como familia, decidimos que la Fundación tomara el nombre de Federico, que fue su fundador y se enfocara no solamente en incentivar la investigación sino también en labores que Federico realizaba en vida. Queremos que su huella perdure por muchos años. Hoy en día, la Fundación tiene tres propósitos; incentivar la investigación, reforestar y trabajar con comunidades campesinas en la preservación del medio ambiente y llevar el tenis de mesa a los niños de Bucaramanga y Santander.
Fiel a la filosofía con la que nación, la Fundación en sus años de existencia ha mantenido viva la llama de la investigación científica, orientada especialmente al campo de la ortopedia, pues “lo que queremos en esta área es promover a que la gente investigue. Hacemos talleres con niños o charlas sobre cómo seguir un buen título, cómo hacer bien el protocolo o la búsqueda de la temática o la búsqueda en base datos. Todos estos pasos que tiene que hacer un investigador y que a veces no se conocen y por eso, no se hace investigación”, explica la joven directora de la Fundación Federico.
Como una motivación a los investigadores, la Fundación creó un premio, que entrega anualmente. Este año, por cuenta de la pandemia estuvo a punto de quedar desierto. Sin embargo, el último día de la convocatoria, cuando ya el reloj casi que marcaba el cierre, llegaron seis trabajos, que ahora son evaluados.
”Lo que buscamos es que la investigación lleve un tema más amable y más cercano a la gente, lo hacemos a través de talleres, a través de entrevistas a expertos. Tenemos también el Premio Anual de Investigación que entrega la Fundación, con el que premiamos la mejor investigación en el campo médico, enfocado en ortopedia.
Estábamos como muy tristes porque no se había presentado nadie, pero el día que se cerró la convocatoria, a las 11 de la noche, llegaron 6 trabajos de investigación. Sí va a haber premio de investigación este año, porque seguramente entre esos 6 trabajos, habrá uno sea el mejor. Puede que todos califiquen, que tengan los requerimientos mínimos, pero seguramente habrá uno muy bueno, así que este año sí se entregará el premio”, asegura doña María Lucía.
El segundo campo de acción de la Fundación, como lo ha explicado su directora, está directamente relacionado con el ambiente y los recursos naturales, promoviendo entre la población campesina de Santander buenas prácticas. La siembra de árboles y la protección del agua, son fundamentales en esta labor.
“Nosotros decidimos elegir una población o un sector en Santander y desde hace 7 años venimos trabajando, sembrando en la vereda Planadas, en el municipio de Los Santos. El ingreso es por la Mesa de los Santos, pero sin embargo queda casi llegando a Sogamoso, es un lugar muy aislado muy lejano.
Dimos con ese lugar y decidimos empezar a sembrar, porque las condiciones de agua son muy precarias, no hay agua, es un lugar muy seco, es un lugar donde vimos que era una oportunidad maravillosa para reforestar, porque hacía falta eso, árboles. Somos conscientes que la siembra no es un proyecto de corto plazo, casi que ni de mediano, es un proyecto a largo plazo. Teníamos que establecernos en un lugar para poder que la reforestación se viera en el futuro”.
Son siete años, en los que la Fundación ya alcanzó los 100 mil árboles sembrados, entre los cuales, se destacan las seis mil ceibas barrigonas, una especie endémica que está en vía de extinción. Una tarea dispendiosa, de mucha constancia, que, como lo dice su directora, “no es solamente abrir huecos y dejar árboles, sino, todo un proceso de mantenimiento de esos árboles, que se preserven.
En paralelo, contagiar a la comunidad de esta motivación de cuidar el medio ambiente, a que ellos también siembren, a que mejoren sus prácticas de cultivo, a que reciclen, a que no quemen el terreno. Hacer otro esfuerzo, que va muy ligado al medio ambiente y no solamente a reforestar, sino a cuidar lo que ya tenemos. También estamos en el proyecto a futuro, Dios quiera a corto plazo, de construir entre todos un acueducto, que podamos perforar en la tierra, en busca de agua subterránea y hacer un tanque. Poder distribuir el agua, así sea inicialmente para riego, para que pueda haber un poco más de agua”.
La Fundación Federico no sólo siembra en la tierra, también siembra en los corazones de cientos de niñas, niños y adolescentes, de Bucaramanga y Santander, quienes han encontrado en el deporte una motivación adicional en sus vidas. .
“Federico tenía la idea de hacer torneos de tenis de mesa periódicamente, para incentivar a que los chicos entrenaran, para luego llegar a torneos y ganarse un premio. Empezamos haciendo estos torneos mensualmente y así incentivar a los muchachos. Además, empezamos a llevar un proyecto a los colegios locales de Bucaramanga que se llama El Tenis de Mesa va a la Escuela, que consiste en llevar mesas, raquetas, bolitas y los entrenadores, quienes permanecen en estos colegios un año, mientras aprenden, mientras conocen el deporte y se comprometen a continuarlo. También lo hemos hecho con juntas de acción comunal”, comenta doña María Lucía.
El auge del ping pong entre los jóvenes bumangueses y santandereanos ha alcanzado altos niveles, al punto que ya la Fundación puso en marcha el Club Deportivo Federico Restrepo Carvajal, que en sus cuatro años de historia, ya tiene algunos de sus muchachos compitiendo en torneos nacionales, representando al Departamento.
Para la directora de la Fundación Federico, “es muy lindo, porque no solo se les lleva el deporte como algo recreativo o para que vean otras alternativas, sino que también hemos logrado que muchos de los chicos vean un camino de profesionalización y de dedicar su vida al deporte. Y como somos defensores del medio ambiente, estamos fabricando mesas con elementos reciclados y las estamos instalando en los parques de la ciudad, para que tanto los chicos como los abuelitos, los papás y toda la familia, también se acerque al deporte desde un tema recreativo”.
Hoy el sostenimiento de la Fundación Federico depende principalmente de Líneas Hospitalarias, su mentor, sin descartar que en el futuro puedan recibir ayudas a través de donaciones o de personas que quieran sumarse a esta buena causa, bien sea con contribuciones económicas o en especie. También deriva su sustento de diferentes proyectos que adelanta para garantizar su auto sostenibilidad, como es la venta del árbol Memoria.
“En memoria de Federico, hemos tenido también la oportunidad de acompañar a las personas en proceso de duelo. Creamos un producto que se llama Árbol Memorial, en el cual la Fundación ofrece unas tarjetas, que simbolizan una ceiba barrigona, que será sembrada en el Cañón del Chicamocha y llevará el nombre de la persona fallecida. Nosotros vendemos la tarjeta, para que la persona en lugar de regalar un ramo de flores, regale esta tarjeta que tiene el nombre de la persona que falleció.
La Fundación sembrará un árbol, una ceiba barrigona, que va a llevar una frase con el nombre de la persona que fallece. Eso también ha sido una oportunidad súper bonita de acompañar a mucha gente en ese proceso de duelo y dejar un legado en la tierra, por esa persona que vivió y que nos dejó tanto”, recalca María Lucía Restrepo Carvajal, directora de la Fundación Federico.