El Ministerio de Educación resalta que el Gobierno trabaja por el reconocimiento de los pueblos, de los territorios y el impulso de las comunidades para la construcción de una educación de calidad pensada desde el contexto y las necesidades propias de las regiones.
En este sentido, las Escuelas Normales Superiores que tienen en Colombia una tradición en la formación de maestros y maestras y un impacto también en la educación rural, participaron con propios proyectos donde la pedagogía se convierte en un puente con el territorio. El trabajo entre pares potencia la formación, la investigación y el fortalecimiento de la educación en las zonas rurales del país.
Es así, que el Ministerio y el Icetex, a través del Fondo 1400, luego de surtir una convocatoria, seleccionó y financió con más de $5.100 millones, 34 proyectos de las Escuelas Normales Superiores.
Según la cartera educativa, dicho apoyo permitió la alianza con Instituciones de Educación Superior, organizaciones sociales, corporaciones y asociaciones campesinas para el desarrollo de los proyectos orientados a la interculturalidad, la educación rural, el cuidado de las lenguas propias, la educación para la paz, la justicia social, la reconciliación y la equidad, entre otros.
“Desde la llegada del Gobierno se ha apostado por fortalecer a los territorios con un especial énfasis en la ruralidad y este apoyo a las Escuelas Normales Superiores demuestra que estamos trabajando en esta dirección. Creamos en el poder transformador que tienen los jóvenes que están en formación”, expresó la viceministra de Educación, Gloria Carrasco.
En un evento realizado en Bogotá, para el intercambio de experiencias de los distintos proyectos y su impacto en la sociedad, la funcionaria, además, señaló que “los motivamos para que fortalezcan sus saberes en los territorios y las comunidades y en el conocimiento ancestral, trabajando por una educación contextualizada”.
En estos procesos de formación pudieron participar 2300 docentes y directivos docentes y 9000 personas más, entre estudiantes y comunidades, de 23 Entidades Territoriales Certificadas: Caldas, Antioquia, Atlántico, Cauca, Cesar, Cundinamarca, Santander, Barrancabermeja, Bogotá, Bolívar, Cali, Chocó, Córdoba, Cúcuta, Florencia, Neiva, Pitalito, Putumayo, Quibdó, Sucre, Tolima, Uribia y Valle del Cauca.
Educación ambiental y conservación
En Charalá (Santander) nace un proyecto de educación ambiental que busca promover la conservación del medio ambiente y de sus corredores biológicos. La iniciativa fue compartida en la feria de experiencias del evento Escuelas Normales Superiores: Ruralidad, Territorios y Saberes y surge de una alianza entre la asociación campesina Agrosolidaria y la Escuela Normal Superior de Charalá.
“Hemos tomado conciencia de la conservación del medio ambiente. Además de estar dedicados a la producción alimentaria, también trabajamos en la preservación de los ecosistemas estratégicos, como el corredor biológico de robles, el páramo de Guantiva – La Rusia y otras especies endémicas, que van desde los 1.400 hasta los 4.000 metros sobre el nivel del mar. Trabajamos con los estudiantes que se están formando para ser los próximos maestros de Colombia”, expresó Guillermo Rosales Domínguez, codirector y representante legal de Agrosolidaria Charalá.
Este proyecto ha impulsado la generación de conocimiento sobre ecosistemas locales y ha facilitado experiencias educativas significativas para campesinos y jóvenes, fomentando una cultura de conservación.
A través de talleres en escuelas rurales, la Escuela Normal Superior, con la rectoría de Martín Emilio Cortes Olaya ha desempeñado un papel central, incorporando metodologías interactivas en la enseñanza.
Una de las metodologías implementadas en conjunto con la institución educativa ha sido el aprendizaje a través de la lúdica, lo que ha permitido la creación de material didáctico como juegos de escaleras, rompecabezas y sopas de letras, además del uso de equipos tecnológicos como binoculares y microscopios.
Se han desarrollado ferias de ciencia e investigación que han sido incorporadas en las prácticas pedagógicas. Estas ferias han contribuido al cierre de brechas, permitiendo que niños del campo accedan a equipos tecnológicos y los utilicen en su contexto y territorio.
De esta manera, la revolución del cambio es real en los territorios donde es vital el reconocimiento de la interculturalidad, la protección del agua y del medio ambiente; así como promover una educación pensada en los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.