Al iniciar la entrega de más de 11.700 hectáreas de tierra fértil al campesinado en Magdalena y Córdoba, el presidente Gustavo Petro Urrego afirmó que la Reforma Agraria en Colombia no se detendrá, porque otorgar tierras es construir paz y es lo mejor que le puede pasar al país.
“Entregar la tierra al campesinado es una de las mejores cosas que puede pasar en Colombia, yo diría que la mejor, porque los problemas que ha tenido nuestro país en la historia reciente y en los siglos que hemos vivido como República tienen una fuente, que es la inmensísima desigualdad social que hay en Colombia”, dijo el mandatario.
Desde el municipio de San Sebastián de Buenavista, en el Magdalena, donde los campesinos recibieron 3.280 hectáreas, el jefe de Estado explicó que en este momento la Reforma Agraria en Colombia avanza gracias al mecanismo de entrega voluntaria: No obstante, considera necesario ajustar las normas para acelerar el proceso.
“La Reforma Agraria no se puede detener en Colombia. La Reforma Agraria tiene que abrir más caminos legales y normativos. Hasta ahora entregamos tierra que nos entregan voluntariamente o que encontramos dentro del mismo Estado guardada en los escritorios. Lo que esperamos, entonces, es que tengamos un movimiento que pueda cambiar las normas de Colombia”, manifestó.
En ese contexto, el jefe de Estado reiteró el llamado al Congreso de la República a abrir el debate para que los campesinos del país tengan acceso pronto a la tierra para la producción de alimentos en beneficio de toda la sociedad.
“Tenemos que sentarnos con el Congreso de la República y discutir si podemos facilitar que el campesinado de Colombia tenga la tierra fértil de este país y entonces podamos ser una potencia en la producción de alimentos, en la agroindustrialización del alimento, en un alimento que llegue barato a la familia colombiana o que se pueda exportar por el mar y enriquecer a toda la sociedad”, aseveró.
De igual manera, en el mismo espacio, el presidente Petro denunció que predios entregados por exjefes paramilitares para la reparación de las víctimas han aparecido en poder de la organización multicrimen del ‘Clan del Golfo’.
“Cómo puede ser que, si Mancuso entrega sus tierras, ‘Macaco’ y ‘Jorge 40’, y no sé cuántos más, los Valoy, entregan sus tierras —sus entre comillas, porque ilícitamente las estaban poseyendo con el dinero del narcotráfico y en los cuerpos muertos de los campesinos—, cómo es que se las entrega la justicia a la Fiscalía y de pronto hoy vamos y los que están ahí son hombres de fusil integrantes del Clan del Golfo”, cuestionó el mandatario.
Así avanza la entrega de tierras
A través de la Agencia Nacional de Tierras, ANT, el Gobierno entregó 3.280 hectáreas de tierras, que beneficiarán a 411 familias de productores campesinos en el corregimiento El Recreo, municipio de San Sebastián de Buenavista, en el departamento de Magdalena.
Estos predios productivos serán utilizados en pequeña ganadería y cultivos de maíz, yuca, ahuyama, arroz secano y plátano, entre otros productos de pancoger.
Además, el jefe de Estado también participará en el acto de entrega de 8.430 hectáreas de tierras a campesinos víctimas del conflicto en Montería, Córdoba. De esta cifra, 7.916 hectáreas de predios pertenecieron a los entonces jefes paramilitares alias ‘Macaco’, alias ‘Nico’ y alias ‘Cuco Vanoy’.
“No estoy diciendo expropiar”
Durante esta jornada de entrega de tierras en Córdoba y Magdalena, el mandatario dijo, además, que las tierras fértiles deben estar en manos de los campesinos, para que Colombia se convierta en una potencia alimentaria para el mundo.
“La tierra para el pueblo cordobés. Yo no estoy diciendo expropiar. Yo no estoy diciendo venir con las manos armadas a quitarle la tierra a quienes la poseen, sin hacerla producir y entregarla al campesinado. Yo estoy hablando de un acuerdo, incluso de un acuerdo nacional”.
Así lo aseguró el presidente Gustavo Petro durante la jornada de entrega de 11.710 hectáreas en los departamentos de Córdoba y Magdalena, en cumplimiento del punto uno del Acuerdo de Paz, donde explicó que ese acuerdo no es solamente para Córdoba sino para todo el país, en la medida en que “la tierra tiene una función social, decía la Constitución del 86, y la Constitución del 91 lo repite. ¿Cuál es la función social de la tierra? Producir alimentos para los seres humanos”.
De igual manera, el mandatario manifestó que “no se trata de tener la tierra por tenerla, eso es feudalismo, eso es vasallaje. Eso es lo más atrasado que una sociedad hoy en el siglo XXI podría levantar como tesis”.
Por esta razón, dijo que “no se trata de acaparar la tierra, no sirve para nada la tierra pelada o una vaca cada hectárea, o cada dos hectáreas, o peor aún, como en la selva amazónica, una vaca cada cuatro, cada cinco hectáreas, mientras se ha tumbado la mayor riqueza que hoy tiene la humanidad para defender su vida, que es la selva amazónica”.
Así mismo, el jefe de Estado agregó que “así de simple. Que las tierras fértiles puedan ser también del campesinado de Colombia es fundamental para el desarrollo industrial, es fundamental para progresar. Cuando hablamos de una reforma agraria, de democratizar la propiedad y posesión de la tierra, estamos hablando de un camino para que avance la sociedad colombiana”.
De igual manera, insistió en que el país tiene que avanzar, porque “podemos volvernos una potencia alimentaria para el mundo, tanto en los productos brutos que da la tierra con el trabajo humano, como en la transformación industrial de esos productos, a través de asociarnos, a través de ayudarnos, a través de ayudarnos con la naturaleza y no destruirla”.
Comentó que el encuentro de Montería es para “construir la historia de Colombia. Aquí con las migraciones recientes y las antiguas, y aquí con el campesinado que decidió tener la tierra, porque esta tierra es fértil, de las más fértiles del mundo, porque estamos en un valle de fertilidad tal como los egipcios”.
En su intervención, el presidente Petro recordó que “Córdoba como la región donde nació la rebelión, la rebelión campesina. Córdoba donde esa rebelión fue apagada a sangre y fuego de una manera bárbara y Córdoba donde pueda aparecer ahora el entendimiento y la construcción de una gran nación colectiva, donde todos quepamos y nos abracemos en un gran porro, en un gran fandango, que nos queme las manos apenas la vela, o no gobernador, o nos queme el corazón de un relámpago, de pronto que no se pudiera esperar por ahí. Pero que no nos quemen más las balas ni los machetes, que no nos despedacemos más entre nosotros”, concluyó.