Hace ya casi 20 años nació el Consejo de Mujeres de Sumapaz, organización social que tuvo sus orígenes en los comités de mujeres, que por aquella época ya existían en cada vereda de esta localidad de la Capital de la República. Hoy lo conforman 21 lideresas, quienes representan a más de mil mujeres, con una agenda política y un plan de acción muy definidos.
“Resolvimos que en todas las veredas se conformaran los comités de mujeres y alguien se le ocurrió la conformación de un comité que nos represente a todas. Estaban muy de moda eso de los consejos y entonces dijimos pues hagamos el consejo de mujeres y le caminamos. Tuvimos el apoyo de otras mujeres que ya tenía experiencia en organizaciones nacionales de mujeres, con larga trascendencia. En el 2003 resolvimos conformarnos como el Consejo de Mujeres de Sumapaz”, recuerda doña Matilde Mora Poveda, reconocida líder de la localidad.
En esta región, hasta hace unos años azotada por la violencia, la mujer sumapaceña ha sabido sobreponerse a las adversidades, son conscientes del papel que juegan en esta etapa de reconstrucción del tejido social, de búsqueda de la paz. Son un viviente ejemplo de resiliencia.
“Nosotras también tenemos otras tareas que hacer cuando nos juntamos. Para nada nos juntamos a tejer o hacer galleticas. Nos dedicamos a pensarnos un territorio, a pensarnos la vida, el alimento, la producción. Nosotras casi nunca nos reuníamos para pensar en nosotras, sino para pensar en la familia y en la comunidad. Esa es la dinámica.”, agrega esta mujer, con dos hijos y dos nietos.
Las integrantes del Consejo de Mujeres son elegidas para un periodo de tres años. Son dos décadas aportando en la defensa de los derechos de las mujeres, trabajando en los planes de género, de política pública. Fueron en el Distrito quienes propusieron que la paz y el vivir en paz fuera un derecho, un paso fundamental para dejar de ser invisibles.
“Somos un espacio autónomo, una iniciativa de las mujeres para trabajar por las mujeres y para las mujeres. Nosotras utilizamos mucho el método de la concertación y que no haya que llegar a esos espacios de las votaciones. Trabajamos el tema de los derechos, de la política pública del Distrito y trabajamos todo lo que tiene que ver con la agenda de mujer rural, porque nosotras hacemos parte de esa agenda nacional de mujeres rurales. Trabajamos el derecho a la tierra, el derecho al ambiente y territorio, el derecho a la paz”, expresa doña Matilde.
El trabajo de las mujeres de Sumapaz ya está dando frutos trascendentales para su gente y la comunidad en general. Vivir la violencia como la han vivido les da elementos y herramientas para hacer aportes en la consolidación de la paz. Participaron activamente y fueron escuchadas en la Habana, durante las discusiones de los acuerdos de paz.
“La paz tiene que ser posible, debe ser posible. No hay otra posibilidad de salvaguardarnos la vida. A veces vemos la paz como algo tan lejano, algo de que la paz es un cuento, que es un negocio. Eso puede ser cierto, pero cuando a nosotras las mujeres nos ha tocado recibir los pedazos de nuestros hijos o de cualquier familiar, pariente o vecinos, es ahí donde nosotras comprendemos lo que contiene un acuerdo de paz. Cuando identificamos las desigualdades, los atropellos, es cuando verdaderamente interiorizamos un acuerdo de paz. Salvar una vida o sacar a un ser humano del riesgo de perder la vida, eso ya es ganancia”, asegura esta mujer, quien se define como una líder por naturaleza, una de esas líderes empíricas. Una mujer líder que hace.
Otro gran logro que se apunta este grupo de mujeres es la reciente designación de Sumapaz como reserva campesina, una meta alcanzada, al lado de las demás organizaciones sociales de la región. Un trabajo mancomunado entre hombres y mujeres, jóvenes y niños.
“Creo que de alguna manera es la reivindicación a las luchas que se han dado en los territorios. El trabajo, las dificultades, todo esto que hemos tenido que pasar por quedarnos en un territorio, por defenderlo, por cuidarlo. La zona de reserva campesina de Sumapaz tiene todo lo que le queramos. Primero, que es del Distrito; segundo, que nos incluye como cuidadores de este ecosistema de lluvias, de páramos, de producción de agua para el mundo; tercero, que somos una comunidad organizada, que si nos dejan estar ahí, vivir tranquilos sin que tengamos la guerra encima, vamos a dejar de ser un gasto para el Estado porque vamos a ser autónomos. Si hemos sido casi autónomos en medio del conflicto, pues mucho más ahora en el marco de los acuerdos y esta reserva campesina”, manifiesta quien además, es la presidenta de una organización nacional de mujeres y delegada a una plataforma de mujeres, en representación de las mujeres campesinas.
Doña Matilde es optimista sobre el futuro de su región, de su gente, está convencida de que ya hay una nueva generación de mujeres, conscientes del papel que juegan en la construcción de la nueva Sumapaz, como una localidad en paz. Es por ello, que reitera sin dudarlo que “creo en la gente joven de mi localidad, porque se está preparando, tiene otras alternativas, otras miradas, otra concepción de la vida, creo en las mujeres. Tuvimos el encuentro de la mujer rural y contamos con una participación de más de mil mujeres, jóvenes y niñas. Ya vienen otras mujeres, con otros pensamientos y reconociendo un camino que se ha venido trabajando. Algunas no toco hacer ese camino y ahora lo importante es que no se decline en el avanzar por nuestros derechos, por nuestra dignidad”.