
En la vereda Chorrillos de la localidad de Suba, que limita con el municipio de Cota, funciona hace 15 años la Escuela Itinerante de Música Campesina, un proyecto liderado por el maestro Jaider Orjuela Flérez, especialista en tiple y requinto, y al que pertenecen cerca de cincuenta personas que, a través de la música, defienden su territorio y su modo de vida.
Esta escuela, que es tan solo una muestra de los proyectos de formación musical que Orjuela ha creado en otras localidades de Bogotá y departamentos del país, ha sido ganadora del Premio Es Cultura Rural, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, por su trayectoria de 15 años.
La Escuela de Música Campesina ha funcionado en patios de casas, tiendas de barrio y hasta en la escuela de la vereda y ha sobrevivido gracias a la pasión de la comunidad de la vereda Chorrillos, que la ha convertido en un lugar de encuentro y de diálogo.
Aunque solo hay diez instrumentos propios, los profesores se las arreglan y juntan otros tantos, para que cada sábado los estudiantes tengan la oportunidad de explorar la guitarra, el requinto o el tiple, u otro instrumento que tengan a disposición.
“El proceso de Chorrillos ha sido muy bonito. Iniciamos de manera comunitaria y desinteresada con un equipo de estudiantes que ahora son profesores también. Esta zona es un municipio de cultivos de hortalizas como espinacas, lechuga, cilantro en donde está muy presente la cultura campesina.
Los mayores tienen la música campesina metida en su corazón, en su sangre y su pensamiento, y así han intentado formar a sus hijos, como ocurre con las músicas tradicionales campesinas. Es una población que a pesar que está siendo absorbida por la ciudad desde las zonas industriales y las escuelas deportivas, tratan de defender eso que los identifica como territorio campesino”, cuenta el maestro Jaider Orjuela.
Aunque ha sido difícil retomar el proceso después de la pandemia, han logrado mantener la asistencia de las personas. Así, continúan transformando y uniendo a la comunidad, ya que a través de la música han construido espacios de regocijo en medio de las adversidades, al mismo tiempo que se rescatan las tradiciones musicales y culturales campesinas.
“Ganar el premio Es Cultura Rural fue una gran alegría, porque es una retribución a tantos años trabajando de manera comunitaria. Con el apoyo económico recibido pudimos adquirir más instrumentos y mantener viva la escuela. Y con eso también vamos a empezar a abarcar población de otros dos sectores de la vereda Chorrillos”, afirma Orjuela.
A lo largo de este camino se han presentado en varios festivales y en las plazas de mercado de Bogotá, y seguirán apostando a conseguir más estímulos para que el proyecto siga creciendo.
“El arte es el mecanismo de transformación social, no hay otro camino. Ya está comprobado desde lo social, lo económico y lo político que lo único que puede transformar nuestra humanidad es el arte, y por eso le seguimos apostando todo a la Escuela de Música Campesina y acompañamos cualquier evento que tenga que ver con el arte”, afirma el maestro Orjuela.