En la ceremonia de ascenso de 89 cadetes, 74 hombres y 18 mujeres, a guardiamarinas, alféreces y pilotines, celebrada en el campo de paradas de la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla, en la Heroica, el presidente Gustavo Petro destacó el trabajo que ha venido desarrollando la Armada Nacional en contra del narcotráfico.
“Ha incautado, como ninguna otra fuerza del mundo, cargamentos repletos de toneladas y toneladas de los instrumentos de la economía ilícita. Aquí se ha batido un récord, no solamente nacional; en los años que han pasado este es el de mayor incautación, sino que es un récord mundial”, sostuvo el jefe de Estado.
De igual manera, el mandatario agradeció a la Armada “por sus logros, por su victoria, relativa siempre, todas las victorias son relativas, alrededor de la lucha contra las drogas en Colombia”.
Así mismo, el presidente Petro destacó que gracias a la lucha contra el narcotráfico emprendida por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional “enseñamos al mundo una estrategia que no se hace solo con barcos, que prácticamente no se hace con fusiles. Se hace es con inteligencia, estudiando los números, estudiando cómo fluyen los flujos financieros, cómo el dinero va de un lugar a otro, dónde se queda, qué compra”.
En ese objetivo, que el Gobierno Nacional catalogó como fundamental para una estrategia de seguridad, el jefe de Estado dijo que “ustedes han logrado más de lo que nosotros suponíamos y, sin embargo, hay que lograr aún más. Hay que limpiar el Estado de la corrupción en todos los niveles, hay que lograr que la Fuerza Pública pueda ser el faro que alumbra al conjunto de la sociedad”.
Igualmente, enfatizó que los problemas de inseguridad que sacuden a muchos territorios en el país los origina la economía ilícita, por lo que “eso marca que la política de seguridad tiene que fundarse en la destrucción de esa economía ilícita”.
Finalmente, el mandatario consideró que la estrategia, por tanto, debe dirigirse hacia quienes llamó “los dueños del narcotráfico, señores de la droga, que intentan comprar el Estado, corromperlo. Es su manera de hacer la guerra contra las normas, contra las leyes, para que puedan vivir paralelamente a su propia muerte desatada sobre los pobres en los campos, sobre los pobres en los barrios populares. Muerte y codicia van de la mano y el Estado debe romper esa cadena, porque es la cadena de todas y de todos”.