Gracias a la donación de órganos y tejidos, miles de personas han logrado salvar sus vidas. Una de ellas es el Padre Yesid Sánchez Martínez, quien reside en Quibdó, la capital chocoana, muy cerca de su natal Istmina. Él recibió el trasplante de su riñón.
“Es todo un acto de caridad. Lo que pide Jesús en la escritura, estuve enfermo y no me visitaste, no me ayudaste, no me colaboraste y es ese verbo de la caridad con el hermano. La caridad no es solamente dar dinero, la caridad es darse totalmente como lo hizo Jesús en la cruz, es dar todo, hasta la última gota de su sangre. Si un ser humano puede compartir y dar hasta el último momento de su vida, es algo que tiene un sentido universal de donación, de entrega, de servicio, de sacrificio para la humanidad, es darlo todo como lo hizo Jesús”, señala el Sacerdote.
Víctima de una enfermedad renal, que le sobrevino sin causa ni razón hace ya 13 años, y a pesar de los tratamientos médicos, al Padre Yesid no le quedó otro camino que el del trasplante. Durante dos años y medio estuvo en lista de espera, hasta el día en que recibió el llamado para la cirugía.
“Fue un tiempo bastante angustioso de diálisis, primero en Medellín, pero debido a la labor que tenía acá como docente me tuve que venir a la ciudad de Quibdó con todo los protocolos del tratamiento que me tenía que hacer. Un tiempo desesperante, porque he tenido que hacer todo el protocolo para ser candidato a un trasplante de riñón. Es una incertidumbre, esperando esa llamada de que pueda ser admitido para eso. Un día fue la sorpresa, como a las 4 de la mañana me sonó el celular para decirme que estuviera en Medellín porque era el momento del trasplante”, recuerda.
Dedicado a la educación en varios colegios integrados y en la Escuela Superior de Quibdó, y promotor de María Auxiliadora, el Padre Yesid tiene una vida normal, con todos los cuidados que representa el ser una persona trasplantada de riñón. Como parte de esa recuperación, dedica su tiempo libre a hacer deporte y montar en bicicleta. Aunque desconoce quien fue su donante, tiene palabras de agradecimiento.
“Se siente una alegría inmensa porque la calidad de vida va a mejorar, con todos los riesgos, pero sabemos que la vida va a mejorar, se siente uno agradecido, bendecido, porque son tantas personas en esa lista que realmente uno dice, soy una persona bendecida. Con el gran compromiso que se tiene, de aprovechar eso para el servicio de la humanidad y la responsabilidad que tiene uno de que recibió ese órgano y que es para bien, no solamente propio sino para las personas que nos rodean”, estima el Sacerdote.
Hoy el Padre Yesid, gracias a esta experiencia vivida, lleva un mensaje a sus feligreses, e incluso a quienes no hacen parte de su rebaño, mostrando las bondades de la donación de órganos y de alguna manera, desmitificando muchas creencias que aún hay.
“Desafortunadamente mucha gente ha mal interpretado las sagradas escrituras, ha mal interpretado la intención de Dios con el ser humano, ha mal interpretado el cuerpo humano como templo de salvación, pero también como signo de adoración a los demás. Me he dado a la tarea de hablar con la gente, de romper esos mitos. Yo me alegro porque la gente que tienen el problema de trasplante ya sea de riñón, de hígado, de páncreas, de medula, acuden hacia mí y se les da un ánimo de vida, que es lo que tiene que prevalecer, la vida por encima de todo”, manifiesta el clérigo.
Su origen afrodescendiente y el color de su piel, también le han servido al Padre Yesid para llevar otro mensaje a su comunidad, pues según él, “somos todos seres humanos. En general somos una raza dividida en etnias pero que en el fondo todos somos iguales por dentro, aunque tengamos ciertos rasgos que nos diferencien”.
El Padre Yesid Sánchez ya hace parte de esa lista de donantes de órganos y tejidos, siguiendo los pasos del Señor, que como él mismo lo dice, fue el primer donante que tuvo la humanidad. “Después de que uno recibe, tiene que seguir dando, el que recibe amor da mucho más amor y cómo ser egoísta después de que la gente ha sido tan grande con uno”, puntualiza.