En el diálogo de saberes, “La justicia transicional y paz con la naturaleza”, desarrollado en la Universidad del Valle, en el marco de la COP16, el mayor Giovani Yule, director general de la Unidad de Restitución de Tierras, URT, y las directivas de la entidad; acompañados por magistrados y analistas expertos, debatieron sobre los efectos devastadores de los conflictos armados en la naturaleza.
En tal sentido, el director general abordó el tema de la integración de las prácticas tradicionales y los saberes ancestrales de comunidades indígenas y afrodescendientes en la reparación ambiental.
El Mayor señaló que “como hijos de la Madre Tierra, corresponde cuidarla y salvarla para las futuras generaciones. Debemos escuchar lo que nos dicen las montañas, los ríos y las lagunas, para así armonizar la palabra y fortalecer nuestros conocimientos ancestrales”.
Así mismo, enfatizó que “tal vez la naturaleza pueda vivir sin nosotros, pero nosotros no sin ella. Por eso junto a 40 guardias indígenas, mayores y mayoras, empezamos a tejer la palabra desde el nacimiento del río Magdalena hasta su desembocadura, recorriendo los territorios y denunciando la agresión que han hecho con nuestros ríos”.
Desde el punto de vista de la justicia transicional, cómo se puede restaurar la naturaleza fue la pregunta desarrollada por la secretaria general Jaqueline Campos Rincón.
“Tenemos que seguir investigando, enjuiciar e imponer sanciones a quienes violan los derechos al ambiente. Si esto no se hace, no hay esperanza de no repetición, no habría justicia. Necesitamos justicia y la justicia es con los pueblos y la naturaleza, en espacios que den seguridad.”, indicó la secretaria.
Por su parte, el magistrado de la Jurisdicción Especial para la Paz, Raúl Eduardo Sánchez, el autor de la sentencia que declaró el río Cauca como sujeto de derechos. habló de los principales retos, y cómo superarlos, en la justicia transicional, para reconocer a la naturaleza como víctima del conflicto.
“La idea de que Colombia es una gran fosa común no es una palabra vacía. Es una triste realidad y hay que reconocerlo. El río Cauca era una fosa común, adicionalmente allí iban los secuestrados, los desaparecidos o la violencia de los grupos paramilitares que a su vez generó esa relación y afectación con el río que tienen las comunidades”
De igual manera, al cierre del evento, niños indígenas, hijos de familias desplazadas, le ofrecieron al mayor Yule una bandera de la COP16 en agradecimiento a su acompañamiento a las comunidades que viven en el Río Magdalena, durante los últimos 15 días, en una travesía hasta llegar a la desembocadura en Bocas de Ceniza.
A su vez, el director les obsequió el símbolo Wiphala como homenaje a la lucha y persistencia de sus comunidades, en medio del conflicto armado interno en Colombia.