martes, diciembre 3, 2024
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Caña panelera y turismo, el camino hacia la paz

Una vez formado el acuerdo de paz en La Habana, Cuba, Rafael Ricardo Guaduas Rojas dio un paso adelante, entregó las armas que por años lo habían acompañado y se reincorporó a la vida civil. Desde entonces, al lado de otros 28 compañeros de lucha, se dedica a sacar adelante proyectos productivos, para beneficio de sus familias y de la comunidad.

“Soy persona firmante del acuerdo de paz. En el momento lidero una cooperativa, con un proyecto que tiene dos líneas productivas: caña panelera y “turismo. En el momento estamos un total de 200 personas, entre firmante del acuerdo, familiares, hijos y algunas personas de la comunidad que no tienen la forma de vivir y se les brinda el espacio para que tengan al menos un cuartico donde escampar del agua”, cuenta este hombre que vivió varios años en las montañas.

Nacido en Berbeo, Boyacá, se unió a las Farc, en parte, debido a la falta de oportunidades, de educación, de vivienda, salud y empleo, que por aquella época se vivía en la región. Según cuenta, fue una decisión voluntaria pues “a nadie se llevaban obligado, uno era voluntario, en ese entonces ellos eran la autoridad en el territorio, a nadie se llevaban obligado, usted se imaginará llevarse a una persona obligada con un fusil, es una mentira. La organización es un movimiento político – militar; es decir, se preparaba uno en los dos aspectos, tanto político como militar, pero era con una visión clara de qué era lo que iba hacer”.

Reincorporado a la vida civil, atrás han quedado los días de la incertidumbre, de la angustia, pues “eso fue una guerra y nadie disfruta de la guerra, eso es mentira. Cuando tiros van y tiros vienen, usted está expuesto a perder la vida en cualquier momento. Había tiempos en que uno vivía una vida normal, pero también habían momentos en que se ponía apretada la cosa, porque una vida militar no es fácil”.

Hoy, seis años después de dejar las armas, Rafael Ricardo tiene claro su presente y hacia donde apunta su futuro, ya que está convencido de que “la paz es el camino, porque habiendo paz, paz verdadera, no una paz de silencio, una paz de gatillo o una paz por quitar a alguien del medio. Que sea una paz donde todos tengamos derechos a la vivienda, la educación, la salud, derecho a un empleo, a una carrera profesional, hacer un doctorado, un posgrado y todo lo que necesita el ser humano para vivir cómodamente, no con tanto dinero, paro al menos cómodamente”.

Radicado en el municipio de Mesetas, en el departamento del Meta, se dedica por completo a sacar adelante estos proyectos, con el pleno convencimiento de que se busca el bienestar comunitario, que de alguna manera, contribuye con la reparación a quienes por años sintieron el rigor de la violencia.

“Ahorita Mesetas es un municipio muy próspero en el tema del turismo y se le apuesta al tema turístico. Participamos siete agencias de turismo, estamos regadas a nivel nacional, en cuatro departamentos: Meta, Caquetá,  Guaviare y Putumayo. Son proyectos de turismo, pero un turismo sostenible y que sea comunitario, no es con el fin de nosotros sacar la gran parte de dinero para volvernos pudientes. Que ese recurso que entra sea repartido equitativamente dentro de las comunidades necesitadas. Así se hace el turismo comunitario, el turismo comunitario no es solo utilizar la palabra comunitario para uno engordar sus bolsillos, sino que sea un verdadero beneficio para el campesino, para la gente de la región, para la gente que sufrió la guerra durante tantos años”,

Rafael Ricardo sabe que el camino hacia la paz es largo y empedrado. Es consciente de que en este propósito encontrará obstáculos. “Nosotros hacemos el acuerdo de paz, hacemos la dejación de armas y nos reincorporamos a la vida civil, dejar la guerra y hacerlo por medio de la política, ayudar a construir país. No ha sido fácil, después de que nosotros firmamos el acuerdo de paz, van más de 400 excombatientes asesinados. Es complicado el tema, duro por los asesinatos que hemos tenido, pero de igual manera, todo en la vida no es fácil”, concluye.

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