En Colombia, la violencia y el acoso escolar sigue siendo un flagelo que está afectando a miles de niños, niñas y adolescentes. Para enfrentar esta problemática, la Ley 1620 o como se conoce Ley de Convivencia Escolar establece el Sistema Nacional de Convivencia Escolar, cuyo objetivo es prevenir, mitigar y actuar frente a estos casos en los entornos educativos.
Sin embargo, para su adecuada implementación se requiere de estrategias efectivas y la participación de toda comunidad educativa: docentes, rectores, directores, coordinadores, familias y estudiantes.
En tal sentido, desde el compromiso del Ministerio de Educación en la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes se presentan las siguientes recomendaciones frente a situaciones de violencia y acoso escolar.
¿qué es el acoso escolar?
Es una conducta negativa e intencional que incluye intimidación, humillación, amenazas o agresión física y psicológica contra un estudiante, de manera repetitiva y en un contexto de desigualdad de poder. Esta situación afecta el bienestar emocional, el rendimiento académico y el clima escolar.
Según la Unicef, “el acoso puede identificarse a través de tres características: intención, repetición y poder. Un acosador tiene la intención de causar dolor, ya sea a través del daño físico o de palabras o comportamientos hirientes, y lo hace de manera repetida.”
Al momento de presentarse una situación que afecta la convivencia escolar, el docente y el colegio deben activar los protocolos de la ruta de atención integral para la convivencia, según la Ley 1620 de 2013:
– Es imperativo, escuchar activamente a los estudiantes, donde ellos se puedan expresar libremente, sin minimizar ni restar importancia a la situación o cada relato.
– Enseñar a los estudiantes a identificar y reportar situaciones de acoso escolar, que ellos conozcan y participen en campañas y estrategias de promoción y prevención.
– Siempre, estar atento a lo que sucede fuera del aula. Si hay sospecha de que existen situaciones de acoso en el aula, actúe con celeridad.
– Promover el respeto y la dignidad de los estudiantes, por ejemplo, no permitir ni validar que se usen sobrenombres o apodos para referirse a ellos.
– Involucrar en todo momento a las familias para la construcción de la solución, cuando se presentan situaciones de acoso.
– Fomentar la empatía en cada proceso de enseñanza y aprendizaje. Salvaguardar la confidencialidad de la información de los estudiantes, donde se proteja su identidad.
– No permitir comentarios o bromas que incomoden o afecten la autoestima de los estudiantes.
Estrategias
Promueva el respeto y la empatía: a través de programas de formación en resolución pacífica y asertiva de conflictos y campañas de sensibilización. Igualmente, fomentar la educación en derechos y convivencia como pilar fundamental para la construcción de ambientes escolares seguros.
Se recomienda: implementar actividades lúdicas y participativas, en el marco de prácticas pedagógicas restaurativas; como la mediación escolar, talleres, charlas y espacios de diálogo que fortalezcan la cultura de reconciliación, perdón y construcción de paz.
Si cuentan con una emisora escolar, pueden hacer programas que fortalezcan la salud emocional y la resolución de conflictos, así como la participación ciudadana que lleven a los estudiantes a reconocer la responsabilidad de sus acciones, a reparar, a reconciliar y a un compromiso genuino de no repetición.
Estar atentos a señales de alerta: como cambios en el comportamiento, aislamiento o bajo rendimiento académico pueden ser indicios de que un estudiante está siendo víctima de acoso.
Es fundamental identificar a tiempo los casos de violencia escolar para intervenir de manera oportuna, como fortalecer canales de denuncia seguros: las instituciones deben garantizar espacios de confianza donde los estudiantes puedan reportar casos sin temor a represalias o estigmatización.
Recuerde que la acción inmediata es esencial. La Ley 1620 de 2013 establece que cada institución educativa debe contar con un Comité Escolar de Convivencia encargado de liderar estrategias para mitigar los factores de riesgo frente al bienestar de los estudiantes.
Recomendaciones para las familias:
– Como parte de la comunidad educativa, aporte a la construcción de los acuerdos que se definan en el manual de convivencia escolar del colegio, teniendo en cuenta que este no es superior a la constitución política de Colombia.
– No ponga en duda el relato y las vivencias de su hija o hijo ni le reste importancia.
– Felicítelo por la valentía de haber compartido esta situación con sus papás, hágale sentir que no está solo y que van a superar esta situación.
– Exponga ante el colegio lo manifestado por su hijo o hija y pida que se active la ruta de atención integral para la convivencia escolar.
– Establezca un lazo de empatía con su hijo o hija, indicándole que usted como madre, padre de familia o cuidador lo acompañará junto con el colegio para la garantía de sus derechos.
– Clave. No fomente violencia con más violencia, con expresiones: “a la próxima vez, no se deje y péguele usted también”.
Si en su familia, han vivido el otro lado de la moneda, donde sus hijos o hijas hayan participado del acoso, tenga en cuenta:
– Recuerde que la formación de su hijo o hija es corresponsabilidad de la familia, el Estado y la sociedad.
– No evada ni justifique las conductas irrespetuosas o agresivas de su hijo o hija, porque él o ella debe aprender a asumir con responsabilidad sus acciones.
– Converse y escuche a su hijo o hija. Seguramente necesita ayuda y su comportamiento solo demuestra una necesidad o un conflicto que esté viviendo.
– Sea enfático y preciso en indicar que no tolera ningún tipo de acto de acoso y violencia escolar a sus compañeros.
– Fortalezca la relación con su hijo o hija, pase tiempo de calidad, conozca a sus amigos, amigas, intereses y profundice la relación a través del diálogo y la escucha activa.
– Dé a conocer la situación y su sentir con el colegio y permita que le apoyen.
De igual manera, la cartera de Educación recomienda que, antes de la matrícula, asegúrese de conocer los derechos y deberes como estudiantes y padres de familia. Es esencial que cumpla con los compromisos adquiridos con el establecimiento educativo.
Igualmente, dialogue con sus hijos acerca de afectar los derechos de los demás. “Lo que no quiero para mí no lo hago a los demás”.
Además, destaca que el entorno familiar juega un papel determinante en la formación de hábitos y valores en los niños y niñas. Cree un ambiente de confianza en el que los menores puedan expresar sus inquietudes y problemas sin miedo. Fortalezca sus habilidades y capacidades parentales bajo pautas positivas.
Así mismo, participe de las actividades desarrolladas por el colegio, en el marco de la Alianza Familia-Escuela. Crear entornos educativos con una sana convivencia escolar es una responsabilidad compartida entre los actores de la comunidad educativa.
A través de la prevención, la detección temprana y la intervención efectiva podremos garantizar que las escuelas sean espacios de respeto, inclusión y constructores de paz.
De otro lado, es necesario reconocer que no toda situación es acoso escolar, puesto que las diferencias hacen parte de las relaciones humanas y más en el desarrollo socioemocional y ciudadano de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en su proceso de formación.
Finalmente, el Ministerio de Educación invita a explorar el micrositio de Convivencia Escolar y las múltiples herramientas para todos y todas: https://www.colombiaaprende.edu.co/contenidos/coleccion/convivencia-escolar-apuesta-por-la-calidad.
En este link conozca acerca de la campaña ‘Juntos Mentalmente Poderosos’, un espacio para sensibilizar frente a la salud mental y a la prevención del acoso escolar.