Respondiendo al anhelo y a la demanda de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, de poner fin al conflicto armado que ha azotado por décadas su territorio, el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, su equipo de trabajo y testigos nacionales e internacionales acudieron a recibir propuestas e iniciativas de paz por parte de los habitantes de esa región del norte de Colombia.
La Sierra Nevada de Santa Marta, declarada Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está habitada por los grupos indígenas Kogui, Arhuacos, Wiwas y Kankuamos, quienes conciben el territorio sagrado que heredaron de sus ancestros como el corazón del mundo. Las estribaciones de la Sierra están pobladas por familias campesinas mestizas y afrocolombianas que han construido su vida en esas montañas.
En un lugar del piedemonte, los delegados de los pueblos indígenas, de las Juntas de Acción Comunal y de las organizaciones de mujeres y de víctimas dialogaron con el Alto Comisionado sobre la persistencia de la violencia en la región.
La histórica ausencia de las instituciones del Estado y el déficit en materia de educación, salud, conectividad física y virtual, respaldo a las iniciativas productivas comunitarias y acceso a agua potable en la Sierra Nevada, han propiciado allí la perpetuación del conflicto, el desarraigo y la destrucción ambiental.
Los delegados de las comunidades fueron enfáticos al señalar la negación sistemática de los derechos de los pueblos indígenas, las mujeres y la falta de oportunidades para la juventud y la niñez.
Las víctimas, por su parte, declararon su frustración con la impunidad manifiesta en los casos de asesinatos, desapariciones, masacres, desplazamientos forzados y daños al territorio cometidos por estructuras armadas ilegales y agentes del Estado.
Desde hace muchos años la violencia de diversos grupos armados han causado graves afectaciones en vidas humanas y en violaciones al equilibrio espiritual de su territorio sagrado.
La guerra en la Sierra Nevada parece no tener fin, como lo expresaron los representantes de las comunidades al Comisionado Rueda y su delegación. Muchos de ellos pensaron que, con los acuerdos de paz con las AUC y las FARC-EP, al fin podrían vivir tranquilos pero, según afirman, la zozobra y el miedo nunca se fueron de la zona.
Luego de escuchar las declaraciones de compromiso de los asistentes con la construcción de la paz en su región, el Comisionado acordó con los delegados un plan de trabajo que incluye una consulta amplia y abierta entre las autoridades étnicas territoriales y las comunidades, con miras a convocar a diferentes instancias del Gobierno nacional y regional para que, en conjunto, se logre que la Sierra Nevada de Santa Marta se consolide como un territorio de paz, respeto y protección ambiental, como lo contempla la Ley 2272 de 2022.
En un segundo espacio cerrado, el Alto Comisionado para la Paz y testigos nacionales e internacionales se reunieron con un vocero delegado por el “Estado Mayor” de las llamadas Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, ACSN, quien reiteró la intención del grupo de seguir siendo parte de la Paz Total del Gobierno del presidente Gustavo Petro.
El vocero, quien se identificó como Camilo y manifestó ser comando político de las ACSN, expuso las razones que llevaron a esa organización a armarse, las tensiones existentes con otros grupos ilegales, las operaciones de control territorial que sostiene y sus fuentes de financiación. Así mismo, el vocero anotó la preocupación por las garantías que tendrían sus miembros de cara a las conversaciones de paz.
El Comisionado Rueda expuso claramente las consideraciones jurídicas del caso que, en ocasiones, competen al poder legislativo, a la Fiscalía General de la Nación, o al control constitucional del Congreso de la República.
Al término del encuentro se instó a las ACSN a informar a todos sus integrantes, desde los más altos mandos hasta sus bases, sobre los temas técnicos y sociales de una reincorporación con garantías de no repetición.
Esto con el fin de propiciar, desde el inicio del proceso, un entendimiento al interior de la organización armada de los asuntos de rendición de cuentas, protocolos precisos y garantías para consolidar el cese el fuego y cesar las hostilidades.
En ambos escenarios el Alto Comisionado manifestó que la construcción de la paz debe ser incluyente, sin vetos ni discriminación, y que requiere la participación de todos los sectores de la sociedad.
Así, en la apuesta por la Paz Total tienen cabida todos los grupos armados, independientemente de su origen y su naturaleza, que manifiesten con claridad y transparencia su voluntad de llegar acuerdos que posibiliten, en el marco dela Constitución y la ley, su tránsito al Estado de derecho.
El Comisionado para la Paz subrayó también que la población civil afectada tendrá mecanismos de participación con un enfoque diferencial que tenga en cuenta las especificidades étnicas y territoriales de esta región. Igualmente señaló que la paz implica transformaciones territoriales que generen garantías de no repetición también para quienes integran los grupos armados.
En las próximas semanas la OACP desplegará un equipo de trabajo permanente en el área de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el marco de la definición de las regiones de paz, y se sentarán las bases para garantizar la participación de las comunidades indígenas, campesinas y afrocolombianas en la construcción de la paz.
De manera paralela, se continuará avanzando en los acercamientos que conduzcan al establecimiento de un escenario formal de conversaciones sociojurídicas que desemboque eventualmente en un acuerdo de dejación de armas y reincorporación de las ACSN.