Para el Consejo Comunitario por la identidad Cultural de Mandé, ubicado a siete horas en mula desde el puente La Quiebra, la única carretera que los conecta con el casco urbano de Urrao, en Antioquia, el 6 de septiembre del 2024 quedó como una fecha marcada en sus 200 años de historia. Quizás la más importante.
En esta ocasión, en un acto simbólico, la Unidad de Restitución de Tierras, URT, hizo entrega formal de un territorio de 12.394 hectáreas más 9.769 metros cuadrados para restituir los derechos de 1.043 personas que lo habitan, según datos del Sisbén 2021.
Al respecto, Aristides Santos Díaz, representante legal del Consejo Comunitario por la Identidad Cultural de Mandé, felicitó a la entidad por “la entrega simbólica del territorio del consejo comunitario. Porque es agradecer la resistencia que hemos hecho todas las comunidades afro durante el conflicto armado”.
Cabe destacar que Mandé, bautizado así por el pueblo Mandé de África, es ejemplo de resiliencia. Desde la década de los 80 hasta la firma en 2016 del Acuerdo de Paz con las Farc, su población estuvo confinada en el territorio, padeciendo los horrores de la guerra, pues la gran mayoría de las familias (254, aproximadamente), perdieron a sus parientes durante el conflicto.
Por ello, Acxan Duque Gámez, director de Asuntos Étnicos de la URT, explicó durante el acto la importancia de lo logrado y enfatizó que “esta es la primera sentencia en Antioquia que protege los derechos étnico-territoriales de las comunidades afrocolombianas, raizales y palenqueras. Esto representa un hecho histórico para la Dirección Territorial Antioquia y para el departamento, porque por primera vez, a través de la jurisdicción de restitución, se les reconocen los derechos a una comunidad étnica que ha sido víctima del conflicto armado, pero, sobre todo, que ha sido resiliente”.
Según los relatos de los pobladores, entre 2002 y 2010 vivieron sus años más difíciles. En 2003, las Farc asesinaron al exgobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, a su consejero de paz, Gilberto Echeverri Mejía y a ocho soldados, lo que produjo la militarización masiva del territorio, quedando en medio del fuego cruzado entre la guerrilla y el Ejército.
De igual manera, estaban obligados a asistir a las reuniones que convocaba el grupo armado ilegal, de lo contrario les tocaba pagar una multa de $250.000 pesos, según relató Lucy Quejada, habitante de Mandé.
“Además, fuimos estigmatizados por la Fuerza Pública, ya que, si vestíamos de negro o si comprábamos enlatados, los del Ejército nos trataban de guerrilleros. Además, solo podíamos comprar un mercado de máximo $70.000 pesos por mes. Si traíamos más, nos lo quitaban y nos hacían quedar un día entero en el retén”, agregó.
Si bien la vida en Mandé cambió desde la firma del Acuerdo de Paz, con la entrega simbólica de su territorio escribirán una nueva historia. Para el representante legal de este consejo comunitario, Aristides Santos, este es el primer paso, de muchos que faltan, para lograr la reparación integral de sus derechos étnicos y el desarrollo que necesitan para mejorar su calidad de vida.
Vale resaltar que la ceremonia contó con la asistencia de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, el Ministerio del Interior, un delegado de la Gobernación de Antioquia, representantes de las Alcaldías de Urrao y Frontino, el personero de Urrao, el cabildo mayor de Urrao y 300 personas del Consejo Comunitario por la Identidad Cultural de Mandé.