sábado, noviembre 23, 2024
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“El Sistema de Salud en Colombia, es muy bueno para unos, pero no tanto para otros”

Por estos días, uno de los temas que concentra la atención de los colombianos es el futuro de la salud, la viabilidad de una reforma, como la propuesta por el Gobierno del presidente Gustavo Petro.

Para conocer la visión que se tiene por quienes están en la misión de brindarle salud a la comunidad, en ANP Noticias hemos invitado a tomarnos un café al médico cirujano cardiovascular Juan Rafael Correa Ortiz, quien ya cumple 40 años prestando el servicio de salud.

ANP: ¿Cómo funciona hoy el Sistema de Salud en Colombia?

JRC: Le doy mi opinión desde el usuario del sistema de salud público y cómo la percibe alguien que conoce el sistema por dentro.

El Sistema de Salud funciona bien para muchos, pero no igual para todos. Es un sistema híbrido, un sistema mixto, en donde la gente tiene la percepción de que es bueno, pero hay que mirar a que estrato y que sector de la población es al que se le pregunta, porque es una respuesta que no la comparte mucha gente.

Siempre hay un sistema de privilegios, bien sea porque vive cerca de la EPS, porque tiene amigos dentro de las EPS o porque tiene amigos dentro de los hospitales. A esas personas les va muy bien dentro de este sistema, pero eso no es igual para todo el mundo y menos si físicamente se encuentra en lugares donde el sistema es más precario.

En el primer mundo tienen mucho conocimiento de su situación de salud, lo que quiere decir, que conocen de la prevalencia de sus enfermedades, es decir, saben de qué se enferman, saben cómo les impacta donde invierten sus recursos de salud, porque conocen muy bien de que están enfermos sus ciudadanos, a detalles muy grandes, de utilización de recursos, de variedades de la enfermedad, dimensión de la misma enfermedad en términos de severidad. Eso es algo en lo que Colombia, a estas alturas, adolece de tenerlo tan preciso como para que pudiera planear eficientemente todas las estrategias de cualquier sistema de salud.

Empezando por ahí, es muy difícil que cualquier reforma o cualquier estrategia de salud sea suficientemente bien establecida. Todo eso, que Colombia está preocupada por hacer y hay esfuerzos aislados para que se genere ese tipo de información, que tienen que ver con los determinantes de la salud, pues todavía nos falta mucho para que esté traducido en algo concreto.

La información que tiene el sistema general de salud en este momento de cómo emplea sus recursos, es una información derivada del negocio y no una información derivada de las necesidades de la población. El sistema está funcionando heterogéneamente.

ANP: Para entender el Sistema, ¿qué es una EPS y qué es una IPS y cómo funcionan?

JRC: Este es otro híbrido colombiano. La EPS, que es una empresa promotora de salud, y como la concibió la Ley 100, es una empresa cuyo fundamento primordial es promover la salud, pero dentro de la regulación de esta Ley, no sólo promueve la salud, sino que administra el negocio, el recurso, y tienen una acción que ellos han entendido como contener el gasto o administrar el riesgo y eso básicamente, es no administrar el recurso a quien teóricamente lo debería necesitar.

Eso no funciona por dos razones. Una, que no conocemos la necesidad de la población, pero si conocemos la del negocio, entonces la EPS lo que hace es tratar de no gastar tanta plata y a eso lo llama contener el riesgo. Realmente, no es administrar el riesgo sino no gastarse los recursos en algo que la IPS le dice necesita gastarse.

Es un negocio doble. Si ambos están ciegos, pues ni la EPS ni la IPS saben cuál es la necesidad de la población por una manera diferente a la que nos consultan o por lo que la gente demanda, se vuelve verdad el negocio.

Por ejemplo, los servicios de urgencias están llenos de pacientes que necesitan de pronto cirugías de corazón, pero no todos las necesitan en ese momento. ¿Por qué están atestados los servicios de urgencias con pacientes que podrían necesitar una cirugía de corazón? porque no quieren dejar al cliente, porque tienen que tener al cliente cautivo.

La información que tenemos dentro del sistema es que necesitamos dar más recursos para unos pacientes que consultan, algunos de esos no la necesitan en ese momento, algunos no la necesitan en ningún momento, sin embargo, la presión del sistema, la presión del negocio, es que se haga.

Ningún sistema de salud debería funcionar con base de la información del negocio, debería funcionar con base en la información que da cuenta de las necesidades de la gente.

Esta relación de EPS e IPS resulta conveniente dentro de una relación de mercado, de negocio, pero deja un poco por fuera de la ecuación, la necesidad de la población.

ANP: Una cosa es administrar el Sistema de Salud y otra es brindar atención en salud. ¿Hoy cómo están?

JRC: Yo creo que desarticuladas. Lo importante es establecer qué está subyugado bajo qué, es decir, cuidar a personas, cuidar el estado de salud de las personas es el primer objetivo. En un país como Colombia, no solamente es un objetivo administrativo, sino es un derecho fundamental. Definir cómo vamos a cuidar la salud de las personas es lo más importante. Lo segundo, es que subyuguemos la administración a ese derecho fundamental.

ANP: La búsqueda de la mejora continua viene de uno o viene de terceros. En el caso de la salud, ¿cuál es el mejor camino? 

JRC: Hay que tener en cuenta que el sistema somos todos. En primer lugar, los pacientes, la comunidad, los que se enferman son los ciudadanos, en ese sentido, todos somos el sistema. De ese sistema, hay otras personas, que son los administradores y otras que somos los médicos, quienes también propusimos en algún momento, por lo menos un segmento muy representativo, una ley que fue la Ley Estatutaria de la salud, un esfuerzo en el que médicos y juristas metidos en el campo de la salud, en la administración de salud, hicimos una propuesta y bien hecha, fundamentada en la constitucionalidad de la ley. Esa Ley Estatutaria dice mucho.

ANP: El gobernó del presidente Petro acaba de anunciar la reforma a la salud ¿En términos generales, qué opinión le merece esa reforma que se está planteando?

JRC: Me parece que es una reforma que toca cosas fundamentales, que vuelve a poner a la gente a pensar en los principios fundamentales de cualquier sistema de salud. Me parece que es una reforma encaminada a ofrecer salidas para que ese objetivo fundamental de bridar salud, vuelva a retomar también procesos que estaba muy olvidados, como es la parte de la atención primaria, la parte de los pagos, la parte que tiene que ver con hacer fluir el acceso de los ciudadanos a todo el sistema.

No alcanzo a entender, ya dijéramos dentro de la practicidad del sistema. Esas propuestas habrían podido ser logradas a través de un accionar del ejecutivo, a través de todos sus entes de control, para hacer cumplir una ley estatutaria.

Yo pensaría que hay muchos riesgos en que se desvirtúe todos estos principios fundamentales y que esto quede en manos de tanta gente, en un país que tiene unas prácticas de administración pública muy precarias, muy descuidadas, muy susceptibles a que sean corruptas y lo mismo puede pasar con el sector privado y eso no quiere decir, que uno sea mejor que el otro.

Yo personalmente prefiero un sistema donde la salud sea pública así sea precaria, a un sistema donde alguien, un tercero interesado en el negocio, sea el que maneje la salud. Hay que tener en cuenta que el sistema no puede perder las cosas que tiene en términos de poder hacer llegar la salud a la gente para implementar algo que sea peor. Nadie puede decir que estos van a ser peor o mejor, pero los riesgos que se pueden correr implementando cualquier modificación valen la pena siempre y cuando haya un principio fundamental que permita abrir un camino hacia que se logre la consolidación de lo que propone.

ANP: ¿Es demasiado ambiciosa la propuesta de reforma a la salud?

JRC: Claro que sí, es muy ambiciosa y por eso ha debió prever cosas mucho más específicas y soluciones que dijéramos, fueran específicas a través de caminos muchos más definidos. Por esa razón, yo pienso, sin tener que implementar un sistema público, de interés público muy alto, muy grande, muy nuevo, también se pudo haber hecho a través de que lo público, representado en el poder ejecutivo, pueda hacer un gran control de todos los principios en los que se inspira el fundamente de hacer que la salud sea un derecho, como es la ley estatutaria, para hacerlo cumplir.

Una de las maneras que hay que hacer derivar todo el flujo de recursos al sector privado para que sean del sector público, hay que hacerlo a través de demostrar que las EPS son incompetentes en su labor fundamental, que es ofrecer o promover la salud para los colombianos. Eso se hace con indicadores de salud, de conocer cuáles son las necesidades y ahí hay que implementar primero una política de diagnóstico muy clara de la situación de la salud en el país y luego contrastarlo contra lo que viene haciendo el sistema en este momento.

Muy probablemente nos va a mostrar que no lo está logrando y en ese sentido, tiene que controlar para que quien tiene la responsabilidad jurídica de promover la salud, pues si no lo hace, tenga que derivar sus recursos y su función para hacerlo, tiene que entrar en cintura para lograr modificar los indicadores de salud.

Es decir, poner la ciencia al servicio de lo que tiene que hacer el Estado y lo que tiene que hacer esta sociedad por tener un sistema de salud que funcione. Pero si seguimos pensando en indicadores con base en el negocio, pues no lo vamos a lograr.

ANP: Uno de los temas que más ha despertado polémica, es el manejo económico del sistema salud a partir de la reforma. ¿Cómo lo ve?

JRC: Yo creo que la inquietud se ha despertado desde antes porque la inquietud no es qué va a pasar con la reforma. Lo que debería inquietarnos es lo que está pasando en este momento, es decir, cómo funciona lo de las EPS, que hoy sienten que pueden estar haciendo una buena labor porque ellos contienen el gasto, manejan el riesgo, pero esto es un sofisma de distracción. Si no sabemos cuáles son nuestros indicadores de salud, si lo único que hacemos funcionar es reactivamente frente a una demanda, que puede ser incompleta por muchas razones.

La percepción que tenemos de administrar estos servicios de las EPS, de acuerdo con la demanda, como lo estamos teniendo, puede resultar en una información de cómo lo estamos haciendo, que es incompleta, que es una información parcial y que de todas maneras, las EPS van a tratar de contener.

Lo que digo es que esa no es la manera, la administración del recurso debía preocuparnos en ese sentido, en el sentido de que si tenemos una afluencia incompleta de gente a los recursos del sistema, pues no nos estamos gastando la plata donde es, no necesariamente.

Lo que tenemos que hacer es, primero tener una idea de cuál es la situación de la salud del país, cómo nos está afectando a todos, no sólo a los que lo usan, a todos, porque seguramente por fuera de los que lo usan, están los que lo necesitan y eso es lo que hay que mirar.

ANP: ¿Cómo hacer para que la Ley, si se aprueba, no se convierta en una colcha de retazos, que se modifique al acomodo del gobernante de turno?

JRC: Creo que eso va a ser muy difícil. Colombia es un país que no cree en la continuidad, en primer lugar, porque tenemos un aprecio muy precario por lo público. Colombia es un país que no genera consciencia de valor en las instituciones públicas por muchas razones.

Yo creo que estas propuestas que hacen apuesta por lo público, tienen ese valor. Que lo logren, no creo. Cualquier propuesta a largo plazo para que no se vuelva una colcha de retazos tiene que tener solamente un aspecto unificador y es que lo público es algo que nos afecta a todos, lo público tiene que tener unas prioridades que son iguales para todos, independientemente de quien las administre y bajo que ideología.

En unas apuestas capitalistas, lo público tiene que ser solidario y desde unas apuestas socialistas, lo público, que de suyo tiene un principio más claro, tiene que tener un fundamento también en la ciencia y en la administración y tiene que tener, obviamente, principios de la administración de capital, es decir, no pueden prescindir lo uno de lo otro, por supuesto que no.

Yo creo que es inevitable y muy difícil que en Colombia no ocurran cambios a futuro si no tenemos una educación y una cultura de aprecio por lo público.

Todas las sociedades prósperas tienen un respeto por lo público muy grande, independientemente del sistema que se utilice, habrá unos que tiene un corte de control estatal y control social más alto que otros; otras tendrán más intervención desde la participación del sector privado.

Si no hay una concepción sólida de que es un derecho público, de lo que todos nos merecemos, pues no va a funcionar ninguno.

Con la Ley 100 se mejoraron algunas cosas, pero no todas, así que pensar que fue una panacea no. Fue un paso adelante en una sociedad muy compleja, muy difícil, en donde el respeto para lo público sigue faltando.

Estamos por el camino que es, que no es fácil. Una reforma propuesta de la manera que se hizo, por lo menos, pone a pensar a la gente.

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