Las comunidades de las zonas rurales en los municipios de Santander de Quilichao, Corinto, Miranda y Caldono, en el norte del Cauca, están convencidas de que el camino para hallar la paz y la convivencia es la legalidad. Gracias al proyecto Voces del Territorio, y a través del turismo, las artesanías y la gastronomía, entre otras actividades, quieren cambiarle la cara a esta región, en el pasado golpeada por la violencia.
Margarita Vergara, presidenta de la Junta de Acción Comunal del corregimiento de Mondomo, en Santander de Quilichao, es una de las impulsoras de este proyecto y sin dudarlo asegura que “estamos muy contentos porque ya los lideres somos escuchados. Estamos en este proceso de rutas turísticas, para que así vayamos logrando la paz, que nosotros queremos”.
Un proceso, incluyente y diverso, en el que participan personas sin distingo de raza, credo, color de piel o inclinación sexual, que, además, busca mejorar la calidad de vida de miles de personas, como lo subraya Ana Leticia Carabalí, quien agrega que “es una clase de turismo, donde la gente va a encontrar algo diferente. Por ejemplo, nosotros tenemos una especie de huertas donde se brinda una agricultura limpia, de cero químicos. También un tipo de turismo, donde la gente va a encontrar una diversidad de animales y lo más lindo, las cascadas de aguas naturales”.
Mejora en la calidad de vida a la que también se sumaron las comunidades negras, reuniendo cabezas de familia, jóvenes y adultos, con el propósito de rescatar valores perdidos e incentivarlos a ser más productivos desde el hogar. Una de sus líderes, Katerine Trujillo, quien reside en la verada Santa Ana, en el municipio de Miranda, hace énfasis en que “nuestro territorio fue un territorio ancestral. Tenemos el camino real y tenemos acontecimientos históricos para mostrar en nuestro territorio”.
Todo un proyecto ecoturístico, en el que se han estructurado básicamente tres rutas, que los visitantes pueden recorrer a pie, en vehículo o en bicicleta, enmarcado por cascadas, reservas naturales, hermosos paisajes y una variada flora y fauna, como lo reseña Víctor Hernán Ulcué, quien habita en la verada La Siberia, en el municipio de Corinto.
Pie de foto: En las comunidades negras del norte del Cauca, cabezas de familias, jóvenes y adultos, se han integrado para rescatar los valores y adelantan iniciativas que los hace más productivos desde el hogar.
“Tenemos unos sitios a visitar muy de nosotros. Tenemos la primera estación, que se llama La Playita, donde encontramos toda la parte cultural ,toda la parte ancestral, todo lo que son tejidos, todo lo que es el idioma propio, como se vivía anteriormente, como tenían nuestros mayores, la formas de vida. Tenemos mujeres empoderadas, dedicadas a tejer bolsos y elaborar manillas. Una asociación de mujeres emprendedoras, que tenemos en las mismas rutas, dedicadas a mostrar su talento”, agrega este líder de las comunidades indígenas.
El proyecto Voces del Territorio, que nació en el municipio de Santander de Quilichao, también lo ven las comunidades comprometidas como la oportunidad de mostrarle a Colombia y al mundo otra cara del norte del Cauca, sin violencia, sin conflicto armado. Un ideal que comparte Isabel Torres León, desde la vereda El Turco.
“Básicamente estamos hablando de agroturismo. La idea es que el turista venga y pueda tener contacto directo con los productores del campo. El turista puede venir y conocer y aprender todo lo referente al café, desde que se siembra hasta se produce, incluso, hasta que nos tomamos la tasita de café. De igual, forma puede apreciar la producción de panela en los famosos trapiches Lo mismo ocurre con el almidón de yuca y con el caucho. Es eso lo que queremos de alguna forma mostrar, manifiesta esta emprendedora líder.
El proyecto Voces del Territorio, cuanta con el apoyo del Fondo Colombia en Paz, FCP, la Organización Mundial para las Migraciones, OIM, y tiene la cofinanciación del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas.
Los turistas que visiten el norte de Cauca encontrarán en la vereda El Turco, municipio de Santander de Quilicha, huertas, con una agricultura limpia, de cero químicos, y una muy variada muestra de fauna y flora.