Daniela, quien todavía transita los caminos de la adolescencia y apenas cursa segundo semestre en una facultad de Derecho, ya cumplió el sueño de ser quien siempre quiso ser cuando grande. Llegó a la Corte Suprema de Justicia y de manera simbólica fue magistrada y presidente de este Alto Tribunal.
“Fue como un sueño cumplido, sobre todo porque tuve la oportunidad de expresar las problemáticas a las cuales nos enfrentamos las niñas y mujeres en mi territorio y exigir por supuesto ante funcionarios públicos y de corporaciones judiciales, que se nos cumpla esa igualdad de género que siempre se nos ha prometido y que de hecho está plasmada en nuestra Carta Política”, comentó Daniela.
Sueño que también se le hizo realidad a Julieta, una joven que le apuesta a una transformación a partir de una educación inclusiva, que piense en ideales de igualdad, justicia y, sobre todo, verdad y no repetición de la guerra; que le apuesta a movimientos sociales y cambios que puedan transformar y generar entornos en pro de la paz, la igualdad y el empoderamiento femenino.
“Siento que ser magistrada por un día, fue una excelente forma de poder reafirmar cuáles son mis ideales y mis aspiraciones. Empezó como a convencerme y sobre todo a deslumbrarme el hecho de estar en un entorno donde hay diferentes cortes y puedo ver reflejada la pasión que tengo hacia el derecho y hacia las leyes. Considero que fue una manera muy simbólica con la que puedo darle ejemplo a las niñas y plantearles sueños e iniciativas”, aseguró Julieta, quien tuvo la oportunidad de conocer el complejo mundo de administrar a la justicia, como presidente del Consejo Superior de la Judicatura.
Una experiencia que llevó a Daniela a reflexionar sobre el papel de la justicia, y le permite señalar que “la justicia, debería empezar por ser un poco más equitativa, que se aplique a todos y todas los que hagan daño, sin discriminación por etnias, situación socio económica o ideales, que se aplique a todos y todas en general. Considero que este país cuenta con corporaciones e instituciones idóneas para lograr un mejor orden social y ya es hora de que se empiecen a dar uso de manera correcta”.
Julieta, por su parte, estimó que “hay que ser muy empáticos, porque en muchas ocasiones ocupamos el lugar de quien esta afuera y no de quien está adentro y es precisamente eso lo que ocurre con la justicia en Colombia. No debemos olvidar cuál es la realidad social del departamento, cuál es la realidad social que ataca a nuestro territorio y a partir de ahí, empezar a contarle a las personas del poder político y empezar a contarle a la misma sociedad, cuales son las problemáticas que abundan en el territorio. Junto con la empatía frente a las personas que participan en el poder político, se puede generar un país más justo, menos violento, y, sobre todo, más verdadero y solidario”.
Su paso por el Palacio de Justicia y la experiencia de conocer de cerca la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura y la Comisión Nacional de Disciplina Judicial, reafirmó en estas dos jóvenes el sueño sobre su futuro.
“Me gustaría ser magistrada porque considero que es un espacio en el cual puedo llevar acabo o ejecutar todos esos sueños e ideales que tengo. Yo escogí estudiar derecho porque tengo como objetivo en la vida luchar o velar porque se cumplan los derechos de mujeres, de niñas, de todas las personas en general y por supuesto del medio ambiente que es sujeto de derecho. Siento que estando allá, en cualquiera de las corporaciones, podría aportar de manera positiva a todo eso que quiero”, puntualizó Daniela.
Julieta, entre tanto, siente que “el hecho de haber conocido y de haber estado representando de manera simbólica alguna corporación del Palacio de Justicia, hizo que yo reafirmara mi fe sobre mis ideales y que me proyectara a conseguir lo que en un futuro no muy lejano podría ser mi propio despacho”.
Daniela, Julieta y tres jovencitas más fueron seleccionada para ocupar por un día, de manera simbólica, las presidencias de la Altas Cortes del país, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Niña, alentándolas a romper brechas y luchar por sus derechos.
*Por tratarse de menores de edad, los nombres de nuestras invitadas no son reales y fueron escogidos por ellas. Las entrevistas fueron debidamente autorizadas y contaron con el acompañamiento de funcionarias de la Fundación PLAN.